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Se espera que los retos logísticos permanezcan, por lo que las empresas que sepan lidiar con ellos podrán proporcionar un valor distinto al de sus competidores.
Mucho se ha escrito sobre la disrupción generalizada en el sector logístico. De acuerdo con agentes como la misma Casa Blanca, la pandemia jugó un rol importante en presionar a la industria, pues se pasó rápidamente de un estado de poco movimiento y actividad a un nivel de demanda que no se veía ni siquiera a finales de 2019.
Sin embargo, otros aseguran que la crisis sanitaria solamente expuso muchos de los problemas que ya estaban presentes dentro de la cadena de suministro, y que no se habían detectado porque no se había presionado a la industria logística a su punto de quiebre.
En medio de un periodo de recuperación económica y alta demanda, las empresas tienen que refinar sus procesos de logística si quieren seguir siendo competitivos, pero eso implica reconocer cuáles son los errores que llevaron a esta situación. Y hay uno que llama la atención, pues se ha tenido claridad de él por más de una década.
Un estudio de la Universidad de St. Gallen, publicado en 2010, advertía que la mayor parte de la investigación y optimización en torno a la gestión de cadenas de suministro se centraba únicamente al nivel funcional. Al mismo tiempo, anunciaba que existían beneficios de integrar estos procesos con la estrategia corporativa de una forma más cercana.
En otras palabras, se advertía que muchas empresas trataban su estrategia logística y la gestión de sus cadenas de suministro como un ente por separado, sin realmente considerarlo en un plan corporativo global.
Sin embargo, es importante mencionar que cambiar de dirección súbitamente no es tan sencillo como parece. Las empresas no solo necesitan saber bien qué pasos tomar, también es recomendable que se alíen con un agente especialista en logística, que pueda ayudarles a lidiar con mayor eficiencia los desafíos más importantes.
Pero ya sea que decidan arriesgarse a hacer esta transformación por su propia cuenta, o decidan pedir ayuda, hay una serie de requisitos que se deben de cumplir:
Definir la estrategia corporativa: Lo primero, y más importante, es tener algo a qué alinearse. La compañía debe tener muy en claro qué desea lograr como negocio en el mediano y largo plazo. Después, debe comunicar estas prioridades a todo el personal, incluyendo a los equipos de logística. De esta forma todos podrán tener más en claro hacia dónde avanzar en conjunto.
Encontrar áreas de mejora y atención: Ya específicamente en el entorno logística, se debe identificar cómo las operaciones de este departamento impactan el funcionamiento de la empresa como un todo, y qué acciones se deben cumplir para mejorar su eficiencia. Y después, pensar cómo se pueden mejorar los procesos para generar ventajas competitivas.
Escoger métricas adecuadas: Cada empresa debería tener objetivos distintos, según su industria y madurez, para continuar cumpliendo con las expectativas de los clientes. Estas metas deben de reflejarse también en los indicadores de desempeño prioritarios para la logística. Si no es necesario entregar productos en un solo día, es mejor dedicar recursos a áreas más importantes.
Desarrollar talentos y capacidades adecuados: Una empresa que requiere una logística veloz no luce igual que una compañía que debe otorgarle a los clientes el mayor grado posible de flexibilidad. Procesos, aliados e incluso las aptitudes de las personas son distintos. Una vez que se tengan métricas claras, los componentes internos deben optimizarse adecuadamente.
Alinear incentivos de punta a punta: Especialmente en empresas grandes, la logística de una sola organización puede extenderse a lo largo de decenas de aliados, clientes, filiales y proveedores. Para que todos trabajen en concierto, es crucial que las motivaciones para cada uno estén bien dirigidas a la meta global de la empresa. Si no, trabajarán a ritmos distintos, creando ineficiencias.
Ciclos de mejora constante: Una de las razones por las que la unidad logística de muchas empresas terminó más o menos independiente de la organización como un todo, fue su reticencia al cambio. Todas las estrategias, no importa qué tan efectivas prueben ser, deben de revisarse, medirse y mejorarse periódicamente, con evaluaciones generales cada pocos años.
Se espera que los retos logísticos permanezcan, por lo que las empresas que sepan lidiar con ellos podrán proporcionar un valor distinto al de sus competidores.
Mucho se ha escrito sobre la disrupción generalizada en el sector logístico. De acuerdo con agentes como la misma Casa Blanca, la pandemia jugó un rol importante en presionar a la industria, pues se pasó rápidamente de un estado de poco movimiento y actividad a un nivel de demanda que no se veía ni siquiera a finales de 2019.
Sin embargo, otros aseguran que la crisis sanitaria solamente expuso muchos de los problemas que ya estaban presentes dentro de la cadena de suministro, y que no se habían detectado porque no se había presionado a la industria logística a su punto de quiebre.
En medio de un periodo de recuperación económica y alta demanda, las empresas tienen que refinar sus procesos de logística si quieren seguir siendo competitivos, pero eso implica reconocer cuáles son los errores que llevaron a esta situación. Y hay uno que llama la atención, pues se ha tenido claridad de él por más de una década.
Un estudio de la Universidad de St. Gallen, publicado en 2010, advertía que la mayor parte de la investigación y optimización en torno a la gestión de cadenas de suministro se centraba únicamente al nivel funcional. Al mismo tiempo, anunciaba que existían beneficios de integrar estos procesos con la estrategia corporativa de una forma más cercana.
En otras palabras, se advertía que muchas empresas trataban su estrategia logística y la gestión de sus cadenas de suministro como un ente por separado, sin realmente considerarlo en un plan corporativo global.
Sin embargo, es importante mencionar que cambiar de dirección súbitamente no es tan sencillo como parece. Las empresas no solo necesitan saber bien qué pasos tomar, también es recomendable que se alíen con un agente especialista en logística, que pueda ayudarles a lidiar con mayor eficiencia los desafíos más importantes.
Pero ya sea que decidan arriesgarse a hacer esta transformación por su propia cuenta, o decidan pedir ayuda, hay una serie de requisitos que se deben de cumplir:
Definir la estrategia corporativa: Lo primero, y más importante, es tener algo a qué alinearse. La compañía debe tener muy en claro qué desea lograr como negocio en el mediano y largo plazo. Después, debe comunicar estas prioridades a todo el personal, incluyendo a los equipos de logística. De esta forma todos podrán tener más en claro hacia dónde avanzar en conjunto.
Encontrar áreas de mejora y atención: Ya específicamente en el entorno logística, se debe identificar cómo las operaciones de este departamento impactan el funcionamiento de la empresa como un todo, y qué acciones se deben cumplir para mejorar su eficiencia. Y después, pensar cómo se pueden mejorar los procesos para generar ventajas competitivas.
Escoger métricas adecuadas: Cada empresa debería tener objetivos distintos, según su industria y madurez, para continuar cumpliendo con las expectativas de los clientes. Estas metas deben de reflejarse también en los indicadores de desempeño prioritarios para la logística. Si no es necesario entregar productos en un solo día, es mejor dedicar recursos a áreas más importantes.
Desarrollar talentos y capacidades adecuados: Una empresa que requiere una logística veloz no luce igual que una compañía que debe otorgarle a los clientes el mayor grado posible de flexibilidad. Procesos, aliados e incluso las aptitudes de las personas son distintos. Una vez que se tengan métricas claras, los componentes internos deben optimizarse adecuadamente.
Alinear incentivos de punta a punta: Especialmente en empresas grandes, la logística de una sola organización puede extenderse a lo largo de decenas de aliados, clientes, filiales y proveedores. Para que todos trabajen en concierto, es crucial que las motivaciones para cada uno estén bien dirigidas a la meta global de la empresa. Si no, trabajarán a ritmos distintos, creando ineficiencias.
Ciclos de mejora constante: Una de las razones por las que la unidad logística de muchas empresas terminó más o menos independiente de la organización como un todo, fue su reticencia al cambio. Todas las estrategias, no importa qué tan efectivas prueben ser, deben de revisarse, medirse y mejorarse periódicamente, con evaluaciones generales cada pocos años.
